viernes, 27 de mayo de 2011

Piquerismo

Identificando e interpretando la conducta parafílica en la escena del crimen violento. Adelanto parcial del artículo a publicar en "Policía y Criminalística" Nro. 24. vol 383 Revista de la Policía Federal Argentina & Revista "Criminogénesis" Edición Nº 8 Noviembre 2011, Universidad Autónoma de México. SE PROHIBE SU REPRODUCCION Copyright 2010

Autores: SAFARIK, Mark. Perfilador en Jefe de la Unidad de Ciencias del Comportamiento del F.B.I. (Ret.) y QUIÑONES URQUIZA, María Laura. Diplomada en Criminología, Perfiladora Criminal

Existen diversos modos en que un homicidio se lleva a cabo, los distintos estilos nos hablan en relación a las diferencias entre quienes los ejecutan, sobre sus múltiples preferencias de a quién, dónde y cuándo atacar, además del por qué, o mejor dicho el para qué. La ira extrema que lidera a ciertas conductas violentas, es aparentemente una cuestión que tiene que ver con la víctima, tal diferencia se refleja en los homicidios, como por ejemplo al disparar o envenenar lentamente a una persona, donde el asunto no parece requerir una confrontación tan directa, cercana y personal.
La habilidad de reconocer y diferenciar las diversas manifestaciones conductuales en escenas criminales violentas de complejidad, especialmente aquellas que comprenden asesinato serial, víctimas de homicidios múltiples en un mismo escenario (asesinato en masa) y homicidios sexuales, proveen, información clave, entre otras cuestiones, se debe contar con la habilidad de comprender el significado de la presencia o ausencia de ciertos comportamientos que se relacionan entre sí. Cuando se conduce el análisis del comportamiento que se manifiesta en la escena de un crimen violento, es importante evitar sobre enfocarse en un único aspecto y solo darle importancia a ello, pues es la totalidad de las circunstancias y la singularidad de su variable lo más importante, además del cómo y por qué ocurrieron. Tanto testigos y victimología toman un papel esencial en la investigación criminal.
No es muy común en este tipo de escenas de homicidios, observar victimas que han tenido heridas cortantes e incisas significativas. Sin una comprensión total de la dinámica en la escena criminal o la historia experiencial de haber examinado un gran número de homicidios que revisten apuñalamiento y cortes. Hay una tendencia a clasificar la observación de un excesivo número de este tipo de lesiones, y casi siempre, clasificarlas como “matar por demás” (1), y no como demostración de la parafilia descripta como piquerismo. Literalmente, existen cientos de parafilias, algunas son más conocidas y comunes que otras, tal es el caso del voyeurismo, exhibicionismo y pedofilia. Las conductas sexuales desviadas existen en un continuo de variedades y severidad, algunas pueden ser clasificadas como criminales, mientras que otras representan formas incómodas de comportamiento. El piquerismo es una parafilia que junto con otras como la flagelación, antropofagia y necrosadismo, suelen ser asociadas al homicidio por placer. (Arrigo & Pourcell, 2006).
El término Piquerismo, proviene del vocablo francés piquer que significa punzar, pinchar, penetrar con un instrumento dotado de fuerza viva y con el que se indica un tipo particular de parafilia, es decir de alteración sexual, respecto al modo predilecto de obtención de placer y que consiste en la búsqueda de su incremento, teniendo como mecanismo lesivo el deslizamiento, penetración con el filo y/o punta aguzada idónea, cuyo efecto en el cuerpo humano con cada una de ellas o combinando ambas a la vez es la punción, separación o distensión en la geografía corporal, exceptuamos aquí a las lesiones defensivas o aquellas inflingidas para controlar a la víctima y cometer el delito, es decir consistentes con el Modus Operandi.
El piquerismo esta reconocido como una de las parafilias menos prevalentes, sus características esenciales son la recurrencia, fantasías sexuales de carácter excitatorio, necesidad sexual o comportamientos que incluyen 1) objetos inhumanos, 2) el sufrimiento o humillación de uno mismo o del partenaire, o 3) niños o personas que no han dado su consentimiento para ello y que ocurre por un período superior a los seis meses (DSM IV, 2000). El piquerismo generalmente refiere a la penetración de carne humana, aunque a veces también es practicado con animales.
Esta parafilia representa una de las variantes del sadomasoquismo, con frecuencia la zona objeto son los genitales, glúteos, senos o zona toráxica superior, e inclusive el rostro. Si es practicada con consentimiento de ambas partes y sin generar daños clínicos relevantes, es considerada un aderezo más dentro del acto sexual con tintes sado-masoquistas.
En casos de muerte violenta donde se observa este mecanismo agresivo, pareciera reflejarse una confusión respecto a la relación entre las personas y el cuerpo que las sostiene. En otros, donde el rostro también es mutilado con heridas punzantes superficiales también en forma de signos o letras, pretendería incluso, rotular a la víctima a modo de justificativo. El tipo de arma habla de un estilo de vida, conocimientos previos, además de las elecciones personales de los victimarios, de cómo el cuerpo es tratado cuando ya ha finalizado el período agónico y sigue siendo apuñalado para satisfacer las necesidades agresivo-sexuales del autor, donde no solo el cuerpo de la víctima si no también su “ser”, cumplen el rol de objeto. Es de vital importancia la reconstrucción cronológica y temporal de las lesiones.
El piquerismo en casos de serialidad, podría reflejar cómo el victimario ve su propio cuerpo, cómo ha construido su propia imagen e historia personal y el modo de satisfacer su auténtica sexualidad, quizás, de modo inconsciente, con fantasías sustitutivas de penetración. Los ataques motivados con ira difieren las motivaciones sexuales, éstos suelen poseer localización específica, a veces agrupada, la fuerza y rapidez con que han sido ejecutadas son notorias cuando las mismas poseen diagnóstico de vitalidad, y, a pesar de no tenerlo otras, ambas abundan, aún variando su intensidad. Es como si en realidad se buscara matar por demás.

Diagnóstico Diferencial:
Cuando la ira toma al agresor, se destaca el poco interés en perpetrar el goce sádico, quizás, buscando otros modos de agredir el cuerpo, no siendo evidente en estos casos el propósito de extender la vida de la victima y que sea testigo de las agresiones, sosteniendo su dolor para poder gozar con su sufrimiento.
Los casos de homicidio durante crisis epilépticas psicomotoras o equivalentes, con actos automáticos en corto circuito, no deben ser confundidos con piquerismo, sus heridas se caracterizan por su multiplicidad, son agrupadas y contundentes, pero difieren de aquellas llevadas a cabo por ira o piquerismo, en que su grado de conciencia es menor, hasta crepuscular durante el hecho, por ende el agresor se encuentra alejado de la vigilia, su juicio crítico y contacto con la realidad se encuentran suspendidos. Funciones psíquicas como la voluntad, pensamiento, atención, afectividad, lenguaje entre otras, no poseen cualitativa ni cuantitativamente una normalidad, razón por la cual se lo puede declarar inimputable. Las injurias tendrían una connotación funcional, a modo de descarga motriz.
El rango de actividades piqueristas, puede variar desde punzar a propósito una sola vez con un instrumento afilado, puñaladas múltiples y cortes de gravedad en una zona erótica, por ejemplo pechos, pezones y zona genital, o realizar cortes elaborados como apuñalamiento, mordeduras y mutilación en la víctima (Myers, 2002). En homicidios, esta actividad se observa en heridas pre y post mortem.

(1) “Matar por demás” es un término que ha sido utilizado en demasía en varias investigaciones, con la finalidad de describir las injurias excesivas. El uso de este término es delicado ya que no ha sido definido ampliamente y no cuenta con una estandarización. En la Unidad de análisis del comportamiento y como fue descrito por Robert Ressler (Douglass, Burguess, Burguess y Ressler, 2006) es utilizado para describir las heridas causadas hasta por demás, es decir aquellas que ya no son necesarias para causar la muerte. Desafortunadamente, “matar por demás”, no posee una definición que amplíe la cantidad mínima, nivel o severidad de las injurias, o si estas fueron inflingidas pre o post mortem, además de si es conveniente incluir las injurias clasificadas como defensivas o de naturaleza superficial (Safarik & Jarvis, 2005).

miércoles, 25 de mayo de 2011

Los traumas ocultos detrás de los últimos escándalos sexuales



Publicada en el diario Clarín el 22/05/11

Semana de vértigo “¡Qué bonito culo!”. Fue la frase que pronunció Dominique Strauss Kahn, el sábado 14 de mayo, a la azafata del vuelo a Francia que despegó sin él, porque la policía de Nueva York lo bajó del avión y lo llevó a la cárcel, bajo acusación de haber abusado de una mucama del hotel Sofitel.
Abuso de poder: Especialistas analizan “la figura de la mucama” y el “masoquismo social” con que actúan personas que aparentan tenerlo todo, pero recurren a la violencia, la mentira y el sometimiento de otros.
Por PABLO CALVO

Gay Talese, maestro de periodistas e inspirador de la serie sobre la mafia Los Sopranos, dio la pista: “En el caso Strauss Kahn el personaje es la camarera”. Lo dijo en un reportaje que le hizo el español Juan Cruz, y hacia allá vamos.

Sin juzgar, sólo ayudando a entender, expertos de la Asociación Psicoanalítica Argentina y del Derecho descubren en “la figura de la mucama” un costado distinto para el análisis de los recientes escándalos sexuales que tuvieron como protagonistas a gente con demasiado poder. Los especialistas parten de la necesidad del respeto a los derechos de la mujer, pero hacen una lectura que sobrepasa las fantasías y la mirada policial. Por eso, convocados por Clarín, mandaron a terapia los casos más resonantes.

El resultado incluye la discusión sobre un mecanismo denominado “masoquismo social” que rodea lo ocurrido en un hotel de Nueva York entre el ex mandamás del Fondo Monetario, Dominique Strauss Kahn, y una empleada de limpieza que lo denunció por violencia sexual. El hombre lo tenía todo, sus decisiones eran determinantes en el equilibrio financiero mundial y estaba a punto de ser candidato socialista a la presidencia de Francia, pero “se boicoteó a sí mismo” y se derrumbó.
También el actor de Terminator, Arnold Schwarzenegger, reconoció que tuvo relación con una empleada doméstica, de la cual nació un hijo hace diez años. Aquí no se habló de ataque sexual, sino de un amorío, también con la persona encargada de las tareas de la casa y el cuidado de los niños.

“Por más que sean personas muy influyentes, no dejan de ser hombres y les pasan cosas como a otros. Tanto el economista como el ex gobernador de California se enredaron con la figura de la ‘mucama’. Es eso lo que causa horror y repercute en la sociedad, porque la mucama representa la figura materna”, sorprende la psicoanalista Any Krieguer, autora del libro Sexo a la carta.

Según ella, “el varón se ve erotizado por la mucama-niñera-cuidadora desde la época victoriana, cuando los niños eran dejados a su entero cuidado. De ahí surge una relación amorosa-erótica muy primitiva, que deja una marca en el aparato psíquico, queda escrito en el inconsciente, y puede manifestarse en el futuro como romance o abuso, ya que es algo prohibido”.

Prohibido y conocido, como lo registran antiguas crónicas sobre el presidente paraguayo Fernando Lugo, obispo de San Pedro cuando tuvo relaciones con una joven, Benigna Leguizamón, que estaba encargada de limpiar la iglesia. O como la aventura del astro de Hollywood Jude Law con la niñera que trabajaba en su casa.

Es probable, dice Any Krieguer, que estos hombres públicos hayan sido criados con ayuda, no sólo a través de sus padres: “Freud dice que la neurosis del varón se dispara porque la mucama le toca los genitales, algo que descubre a través del relato de un paciente”.

Para reforzar su razonamiento, la psicoanalista señala que, en el caso de Schwarzenegger, “la mucama actuó como una ‘buena madre’ ya que lo protegió: no dijo nada públicamente hasta que el padre de su hijo finalizó su mandato como gobernador, pues no quería perjudicarlo”.

El médico psiquiatra Adrián Besuschio ficcionaliza las noticias de estos días para exaltar la asimetría de los personajes involucrados. “Para el ejecutivo, la mujer súbdita de una colonia francesa, joven, agraciada, podría ser un objeto excitante desvalorizado, rechazado, pero que puede aliviar sus ansiedades, que llamamos separación-abandono. Para la mucama, encontrarse con un franco hablante poderoso, sometedor, de la generación de su padre o de los ‘amos’ que abusaron de su poder en la Guinea natal, también”.

En cuanto a Strauss Kahn, que arruinó su vida política, Besuschio entiende que “es un caso de los que triunfan al fracasar o fracasan al triunfar, ya que, cerca del éxito, lo pierden todo, expiando una culpa que lo alivia, a través de una suerte de masoquismo moral”.

“La agresión -explica- está presente como un factor que aumenta la culpa y se descargaría en el acto criminal. El fracaso se transforma en triunfo, disminuye la culpa y en el mundo interno se hacen las paces con una instancia paterna que puede ser más amenazadora que un tribunal penal”.

El psiquiatra recuerda que “la condición humana está regida por tres pilares básicos: juventud, belleza y poder. En casos como el que nos ocupa, esos pilares suelen sostener una situación de dolor, pérdida y abandono, con la excusa de alcanzar el placer, descargar la agresión y ejercer la dialéctica del amo y el esclavo”.

Para la criminóloga y perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza la cuestión económica parecería haber tomado la vida de Strauss Kahn. “La periodista (Tristane Banon, que prepara su propia demanda contra Strauss Kahn) que le solicita una entrevista, sólo la obtendría si reconoce la relación asimétrica entre ambos y tiene relaciones sexuales con él. El caso de la mucama no sería distinto, también es una relación asimétrica donde él necesita hacerle sentir la situación vulnerable en que ella se encuentra. El beneficio emocional que le da reafirmar su identidad haciendo alarde de su poder económico y político, termina cuando el costo es que la ley lo ubique en un lugar de subordinado”.

La experta intuye que “estos dos ataques sexuales estarían caracterizados por una motivación no sexual y donde el sexo es sólo un medio para hacerle sentir a él que es un hombre superior y que posee el control. Esta es su manera de expresar y revelarse contra la auténtica imagen que tiene de sí mismo”.

Harry Campos Cervera, psiquiatra y psicoanalista, coincide con que “la secretaria, la mucama, la enfermera, íconos por antonomasia de populares fantasías sexuales, son mujeres que asisten y cuidan y por esta simple naturaleza, subrogados de la madre que, como tal, emanan para él una atracción fatal. Esta fascinación lo obliga a poseerla, a apoderarse de ella en el acto, como un niño apremiado que teme ser abandonado si no la retiene de algún modo. No hay mediación entre la percepción del objeto necesitado y el acto por lo que este impulso deviene ingobernable. No hay razón o pensamiento que se interpongan”.

“No hay una perturbación del juicio, la conciencia del carácter violento o abusivo del acto existe, pero es tardía. Se revela la ambivalencia, el deseo de ser descubierto tarde o temprano y, como el delincuente que deja sus huellas en la escena del crimen, en su escape deja su marca o sus pertenencias”, indica Campos Cervera.

Los especialistas aclaran que abusos y violaciones son comunes a toda la escala social, pero que se habla de los poderosos ante la posibilidad de impunidad que subyace de sus acciones.

“Este affaire de Strauss Kahn -señala Campos Cervera- posee dos lecturas posibles: frente a la cercanía de acceder a una posición aún más jerarquizada que la actual, en presencia de un prestigio creciente, el éxito se le escurre como el agua entre las manos. Atormentado por su propia precaria debilidad y con un profundo sentimiento inconsciente de culpa busca el momento de ser incriminado”.

“El otro sesgo no es inverosímil. Goëthe afirmaba que aquél que como la luna quiere brillar tiene que contar con que los perros le ladren. Es bastante probable que la proximidad del éxito motive también a otros que, con propósitos non sanctos, podrían buscar metafórica y literalmente ´hacerle una cama’ y hacerlo a un costado desprestigiándolo. Un viejo método de canibalismo político. Todo esto planteado, lógicamente, en el terreno de la ‘hipotéutica’ -concluye-, todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario”.

Durante tres días, Clarín buscó sin suerte la opinión del Sindicato de Empleadas Domésticas de la Argentina, hoy enfocado en conquistas laborales y previsionales. El debate sobre los derechos sexuales no está en primer plano.
  • Impacto mundial. Las fotos del jefe del FMI esposado irritaron a los franceses. El socialista fue llevado a la prisión de Rikers Island, la misma que alojó al asesino de John Lennon.
  • Renuncia. El miércoles, DSK resignó la dirección del organismo internacional. Su imagen se desplomó y sus aliados se alejaron.
  • Plata quemada. El jueves, pagó una fianza de un millón de dólares y salió del penal, hasta el juicio. Estará bajo arresto en un departamento en Nueva York muy vigilado, para que no se escape o se lastime.

martes, 24 de mayo de 2011

La epidemia de los depredadores


Autora: María Laura Quiñones Urquiza
Pág. 47 de la edición impresa de El Clarín 24.05.2011

Pedófilo es aquel que consume material pornográfico infantil. Pederasta es quien lleva a cabo las relaciones sexuales con niños, y que además puede llegar a producir este material que alimenta al pedófilo.


Hablamos de dos perfiles distintos: el pedófilo además de esta perversión, padece más alteraciones sexuales como voyeurismo exacerbado y masturbación compulsiva.


La diseminación de pornografía infantil en el ciberespacio se ha convertido en una auténtica epidemia: varía desde un erotismo sutil hasta formas de pornografía violenta, donde directamente se hace participar a niños de actos sexuales sádicos, de tortura, sexo grupal y otras variantes.


Sin duda representan episodios traumáticos a largo plazo con efectos colaterales graves, entre los que la humillación y vergüenza aparecen como los más "suaves".


Entre los pederastas, el coleccionismo de pornografía infantil podría ser utilizado para intentar deshinibir a un niño al que se desea abusar.


Se valida el acto frente el niño que observa sonrientes a otros chicos en situaciones escabrosas, y que en esas condiciones de presión psicológica del adulto podría identificarse y acceder a lo que le dicen que es "natural", cuando en realidad es aberrante.


Los pederastas, suelen tener personalidades de base psicopática o trastorno narcisista de personalidad, cuyos principales rasgos son un fuerte egocentrismo, manipulación, insensibilidad, simulación y una gran capacidad de seducción y análisis de las víctimas más vulnerables. Son verdaderos depredadores.


Fuente: http://www.clarin.com/policiales/Desbaratan-rama-local-mundial-pedofilos_0_486551478.html

lunes, 9 de mayo de 2011

Agresor sexual ritualista

Marcelo Angel Fassano, sospechoso


Perfil Criminal publicado en el Diario El Clarín el 09.05.2011
Por María Laura Quiñones Urquiza

Buscaba escalar y sorprender en la madrugada a mujeres para concretar una fantasía relacional, en la cual gozar de poder y elevar su autoestima. Sabía que su impulso era como un castigo para ellas “yo no hago esto habitualmente, pero vos te lo mereces”.

Ambicioso, estudió lugares “bien”, es decir de buen poder adquisitivo, y los ritualizó, se ancló en ellos haciéndolos tan suyos, que aumentó la frecuencia de sus ataques de un modo desafiante. Su astucia para este delito, hizo que su carta de presentación fuese efectiva para bajarles la guardia y poder atarlas: “Quedate tranquila, no soy violador, ni asesino”.

Imponer las bombachas que debían usar durante los ataques es un ritual fetichista, la pulcritud de una prenda íntima que simbolice lo nuevo, lo limpio y a lo que él tiene acceso, lo hace sentir especial e incrementa su excitación.

Una vez que las tenía dominadas, narrarles cómo iba a poseerlas sexualmente era innecesario, pero emocionalmente gratificante. Evitaba mantener contacto visual al accederlas porque ver el pánico de ellas, descendía su deseo sexual. En el fondo, quería ser “alguien” antes de volver a cargar con el peso de ser como todos, pero no parecerse a ninguno.

Juicio al sátiro de la bombacha: lo acusan de 21 violaciones