martes, 27 de febrero de 2018

ANÁLISIS Y PERFIL CRIMINAL DEL ASESINO DE LA NIÑA CAMILA BORDA

Camila Borda tenía 11 años

Por: Laura Quiñones Urquiza para La Nación

La crueldad hacia otros puede ser un patrón de activación sexual. La frialdad de los abusadores al vejar a alguien vulnerable obedece a un proceso interno llamado "distorsión cognitiva", que consiste en justificar las futuras acciones, minimizándolas, para protegerse de la vergüenza o de la culpa. Así se van derribando escrúpulos morales para dar paso a conductas sexualmente abusivas.

En el caso de lo ocurrido en Junín, para atraer a la víctima al lugar donde habría tenido mayor interacción con ella, el método de aproximación usado por el abusador habría sido el engaño. La habilidad para la manipulación en delincuentes sexuales violentos está ritualizada por las verbalizaciones y por la dinámica para controlar a las víctimas, revelando especialización y organización.

Una característica de los pederastas exclusivos es que "sintonizan" con los chicos, pero logran poca asertividad con los adultos en su modus vivendi. La inmadurez impresiona como uno de sus rasgos y eso se ve reflejado en los tests con los que los psicólogos forenses exploran su personalidad en los peritajes. El resultado y denominador común son dibujos de figuras humanas que abundan en las formas infantilizadas. Por eso utilizan la fuerza más para controlar y para atacar que para aproximarse a su presa.

La "fantasía previa" es el motivo inferido de un homicidio sexual. Una vecina del sospechoso del asesinato de Camila contó que días antes él había intentado meter en su casa a su hija de 10 años. Esto indicaría la presencia de planificación, metodología e intento fallido de pasar al acto.

El homicida consiguió una "zona de confort" estable para estar a solas con Camila sin ser molestado. Esta percepción habría brindado la sensación de facilidad para cometer el hecho; pero solo su poca inteligencia puede ser capaz de hacer que se arriesgue a retener a la víctima en un lugar lleno de evidencias y tan próximo al lugar de residencia de ambos. Una vez más, el tiempo, el perfil de la víctima, la zona de confort y la escena del crimen pusieron de manifiesto la evidencia acumulada.

El método de asfixia con manos atadas, cabeza cubierta por una bolsa y un cable alrededor del cuello es conocido en la jerga forense como "submarino seco". Por su complejidad, y aplicado a una niña de 11 años, es indicador de una intensidad emocional asociada más a la crueldad que a la locura. Trascendió que el sospechoso tenía tres perfiles de Facebook entre cuyos contactos figuraban niñas que probablemente presenten rasgos simbólicos similares a la víctima.

En este tipo de comportamiento la excitación sexual se va incrementando en cada uno de los actos que componen el ataque sexual y el asesinato. Están caracterizados por agresiones e intimidaciones enérgicas a través de las cuales el agresor expresa su virilidad, control y dominio en forma patológica.

Los tipos de acceso carnal hacia una víctima vulnerable -y cuya anatomía no soportaría sin desgarro y trauma psicológico- son consistentes con un perfil de autor que compone para sí mismo su imagen masculina y "mejora" sus frustraciones sociales imponiendo una voluntad que en otras áreas y con otras personas es incapaz de hacer valer. Así, pasan por personas dóciles e integradas socialmente.

A veces, aunque la fantasía previa en torno a la agresión está presente, para superar y minimizar posibles consecuencias ingieren un desinhibidor para "atreverse". Esta racionalización previa indicaría que existe comprensión sobre el bien y el mal. Quizás por eso impacta la mirada del sospechoso en las fotos difundidas tras su detención. Quizá sea el rostro de la decepción por no salir impune.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2112474-la-crueldad-como-expresion-de-poder-ante-los-mas-vulnerables

viernes, 23 de febrero de 2018

EL EFECTO ESPECTADOR: cómo reacciona la gente al ser testigo de hechos como el tiroteo en el microcentro

El efecto espectador: cómo reacciona la gente al ser testigo de hechos como el tiroteo en el microcentro

Estar en presencia de un espectador pasivo, es decir de alguien que decide no intervenir, reduce la probabilidad de prestar ayuda en situaciones como estas


Autora: Laura Quiñones Urquiza

En 1964 Catherine Genovese de 28 años regresaba del trabajo a su casa en los suburbios de Nueva York. En el camino, fue violada y apuñalada hasta morir en un ataque que duró aproximadamente 30 minutos en la vía pública y culminó en las escaleras de un edificio. Unos 38 vecinos escucharon o vieron lo que pasaba a través de sus ventanas, solo uno atinó a gritar "¡Deja a la chica en paz!", y otro llamó a la policía cuando todo terminó. Lo que conmocionó a la opinión pública en ese momento fue la pasividad de todos. Nadie intervino activamente ni siquiera llamando a la policía cuando los gritos comenzaron.

De la misma manera, la imagen del cerrajero tirado en la calle no pareció resultar drástica para los peatones que pasaban por ahí. Sólo un farmacéutico se interesó en hacer contacto visual con él y percibir que algo grave ocurría.

Bibb Latané y John Darley, psicólogos sociales norteamericanos comenzaron a investigar por qué las personas no intervinieron en el caso ocurrido en Nueva York. Solemos vernos en situación de espectadores de hechos que van desde lo esperable hasta un delito, una emergencia médica o una agresión a un tercero. Los experimentos se llevaron a cabo en un ambiente controlado manipulando mínimamente el contexto, ámbito y cantidad de personas, para poder observar qué es lo que lleva a intervenir en tales situaciones y qué no.

En uno, convocaron a estudiantes a un laboratorio con el pretexto de participar en un estudio de investigación de mercado para llenar una encuesta. Fueron recibidos de a uno por una joven que les dio un cuestionario, los hizo sentar en una habitación y se fue a otra a "arreglar archivos". Minutos después oyeron ruidos y un estruendo: era ella que caía de una escalera, luego la escucharon llorar pidiendo auxilio. El 70% de las 30 personas que fueron parte del experimento acudió en su ayuda.

La situación experimental se manipuló y las personas eran citadas de a dos para ser testigos del mismo desenlace que desconocían. Esta vez, en el 40% de los casos sólo uno de los participantes ayudó a la mujer. La presencia de otra persona en la habitación reducía la probabilidad de intervenir. Posteriormente convocaron a dos participantes reales y un actor que se hizo pasar por participante. Éste tenía instrucciones de ignorar la emergencia que se les iba a presentar. En este caso, sólo el 10 % de los auténticos participantes ayudó la mujer.

Lo que arrojó la investigación es que estar en presencia de un espectador pasivo, es decir de alguien que decide no intervenir, reduce la probabilidad de prestar ayuda en situaciones como estas. A mayor cantidad de espectadores, ese sentido de responsabilidad social o moral se va reduciendo, hasta incluso desaparecer.

A esta apatía se la llamó el "efecto del espectador" y, más allá de pensar en atribuirle al otro que algo habrá hecho para generar lo que le está ocurriendo por su apariencia, estado, edad o vestimenta y decidir si intervenir o no, ser espectador no es una acusación, por no ser el autor o por filmar situaciones con el teléfono celular para que sirvan como prueba o viralizarlas. Conocer este efecto es más que nada un puntapié para evitar situaciones radicales con otra acción que cambie el rumbo, sin necesidad de convertirse en héroes, pero si evitando la neutralidad.

FUENTE: https://www.lanacion.com.ar/1884453-el-efecto-espectador-como-reacciona-la-gente-al-ser-testigo-de-hechos-como-el-tiroteo-en-el-microcentro

EL EFECTO CSI: EL IMPACTO DE LAS SERIES DE FICCIÓN A LA HORA DE ANALIZAR UN HECHO REAL



El fenómeno es objeto de estudio en el mundo y puede influir en la selección de los jurados; los procedimientos "ideales" planteados en los programas de TV pueden provocar visiones sesgadas de las pruebas

Autora: Laura Quiñones Urquiza

Los crímenes que más hondo calan en la opinión pública despiertan, como parte de la discusión, un especial interés por las cuestiones investigativas. Peritajes, autopsias, estudios psicológicos y psiquiátricos. Rastros, huellas, ADN... Todo eso pasa a formar parte de las discusiones. Y, para muchos, la terminología y las cuestiones relativas a la criminalística no son algo absolutamente desconocido. Las opiniones de los especialistas están al alcance de todos. Pero también lo están las de los "expertos" de ficción. Con todo ese "saber" a la mano, la línea divisoria entre realidad y guión se convierte en peligrosamente fina.

Se conoce como "efecto CSI" al impacto que las series de ficción han causado en la audiencia; enfoca hasta qué punto la espectacularidad y la celeridad de la ficción han influido en la percepción del público al explicarle cómo se desarrolla supuestamente una investigación criminal.

En situaciones de juicios por jurados, como los que ya se realizan en el país por casos graves -violaciones, homicidios, cibercrímenes-, se busca develar si las personas conservan la voluntad de aprender estos nuevos conocimientos para ser objetivos a la hora de valorar evidencia empírica, corroborada y fehaciente que le presentará cada especialista en un caso real, en una investigación criminal de verdad.

En algunos países, durante las audiencias de selección de jurados, fiscales y abogados defensores preguntan a los posibles miembros de qué tipo de series, películas o libros son fanáticos para identificar a quienes podrían tener una visión sesgada al juzgar las pruebas para dar un veredicto. Se evalúa, incluso, la posibilidad de excluirlos. Aquí hay juicios por jurados en Córdoba, Neuquén y, desde hace dos años, Buenos Aires. En nuestro país, el juez encargado del control del proceso debe instruir al jurado, precisamente, respecto de no dejarse influir por los medios o por opiniones ajenas.

La influencia que ha tenido este tipo de ficción es innegable. Programas como CSI han impregnado la pantalla con relatos inspirados en casos reales, pero ficcionalizados, en los que se resuelve un crimen violento con una investigación fiable en una hora y con todas las variables controladas.

En muchos países, las matrículas para estudiar ciencias forenses se han incrementado considerablemente, quizás impulsadas por el atractivo que muestran esas series, Pero a medida que se avanza en el derrotero académico la decepción y la deserción aparecen entre los alumnos con la aridez de las materias.

Las series de TV buscan entretener a su público utilizando recursos dramáticos, imágenes cuidadas de homicidios y las últimas técnicas. Muchos de estos avances son ciertos, aunque no siempre se accede a ese tipo de laboratorios ni de recursos, o el material a analizar no es suficiente o el tejido está demasiado deteriorado como para prepararlo y enviarlo al laboratorio.

Lo habitual es trabajar con datos que los especialistas procesan y que tardan en arrojar resultados. Los estudios genéticos a veces tardan hasta 20 días para condicionar las células para extracción de ADN cuando la sangre está hemolizada (glóbulos rojos deteriorados) y es imposible su extracción. También se trabaja con imágenes filmadas o fotografiadas que replican la escena de un crimen, la autopsia u otros procedimientos, provistas por los equipos intervinientes para documentar e ilustrar cada paso.

Los roles del proceso:

La escena es procesada por los criminalistas. Su rol es controlar, preservar, registrar, recuperar y reconstruir la evidencia biológica que encuentren protegiendo la cadena de custodia, para poder responder los qué, dónde, cómo, quién y cuándo del caso. La operación de autopsia médico-legal y los estudios complementarios están a cargo de los médicos legistas, técnicos evisceradores, bioquímicos y otros miembros del cuerpo médico forense. Diversos especialistas serán convocados para contribuir, según el criterio del director de la investigación penal.

Cuando los cuerpos son hallados a la intemperie, la entomología forense identifica insectos y artrópodos que suelen anidar en los orificios de los cadáveres e investiga su procedencia. Los entomólogos calculan su edad y otros datos de interés para la investigación. Pero a veces una muerte es de larga data y las larvas anidaron hace pocos días, o no aparecen, evidenciando así inconsistencias. Además pueden relatarnos si presentan larvas que serían procedentes de un lugar distinto. Con eso, los márgenes de interpretación se amplían y difuminan las certezas.

Los procedimientos deben hacerse evitando contaminaciones y respetando la cadena de custodia porque puede alterarse la integridad de una investigación. Eso es una constante en las series de ficción y es un efecto positivo. Pero, del mismo modo, puede inducir a una visión sesgada en la que el jurado, en la comparación con lo que vio en TV, pueda juzgar como evidencia contundente una que es débil o ambigua, o desestimar lo que es indubitable o interpretar erróneamente la evidencia como consecuencia de expectativas distorsionadas o sobredimensionadas, basadas en la "infalibilidad" del perito ficcional.

Otro efecto es, justamente, reconocer la certeza de las ciencias forenses para resolver un hecho. En el caso real del "Fantasma de Heilbronn", en Alemania, la evidencia biológica de ADN orientó la investigación tras el rastro de una asesina en serie con 40 víctimas, aunque sin un patrón similar, en varios puntos del país. Pasado un tiempo se analizaron los hisopos que usaban las unidades criminalísticas, que provenían de una misma fábrica, y se supo que una trabajadora de la planta había contaminado una partida al estornudar sobre ellos.

Es importante que los peritos puedan contarles a los miembros del jurado popular -y a los jueces también- que la realidad forense y sus tiempos no son como los de la ficción, y hablar sobre el "efecto CSI" para evitar aberraciones jurídicas en sus veredictos. Se necesita que sean claros y concretos en sus exposiciones, que hablen para el lego, no como para una exposición académica.

La ficción no suele tomar en cuenta las variables que podrían afectar la confiabilidad de las declaraciones de los testigos de un hecho criminal o de las víctimas en las ruedas de reconocimiento. Las distorsiones muchas veces han llevado a condenar a inocentes sin más prueba que esas.

También es un error teorizar sin contar con los datos: no se deben torcer los hechos para adaptarlos a la teoría, sino que es la teoría la que debe rendirse ante los hechos.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2074690-efecto-csi-el-impacto-de-las-series-de-ficcion-a-la-hora-de-analizar-un-caso-criminal-real

LA NATURALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA: UN NUEVOTIROTEO EN LOS ESTADOS UNIDOS


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Para: Long Island al día el 10.06.2014

Autora: Laura Quiñones Urquiza


 Los casos de Seung-Hui Cho, Adam Lanza, Wellington Menezes en Río de Janeiro entre otros, coinciden en que fueron metódicos, planeados y motivados por el deseo de reivindicación donde los agresores se sienten víctimas de circunstancias que perciben injustas.


Una vez más los victimarios son coleccionistas de heridas (Joe Navarro), de viejas heridas físicas, psicológicas o emocionales que perciben traumáticas a lo largo de su vida. También deben hacer frente a una autoestima sutil que les impiden salir adelante con sus vidas de un modo prosocial y piensan que la única salida, no es pedir apoyo psicológico, aunque éste haya existido y no haya servido. 

Para la mayoría de ellos, la solución final es darnos una lección a través de su frenesí criminal.


Es así como a lo largo de su historia, muchos sujetos cuyas personalidades poseen rasgos paranoides, borderline, psicopáticos, narcisismo maligno o con graves trastornos de personalidad, van coleccionando y contabilizando un rosario de incidentes, perjuicios, ofensas, atrocidades o errores cometidos no solo hacia ellos, si no también hacia otros entre los que incluyen guerras lejanas en el tiempo y el espacio.

Todos esos daños, son tomados como justificativos para descargar la violencia. Son personalidades radicales a la hora de atacar y tomar posesión de la auténtica furia criminal donde no hay nada que perder, ni siquiera su propia vida.

La epidemiología al 13 de febrero 2014:



Refleja que las Conductas de Contagio Criminal son un fenómeno social más allá de las distintas motivaciones y donde la mayoría de los ataques, no tiene nada que ver con lo espontáneo.

Para muchos de ellos el problema radica en sentir que su vida, a partir de hechos que los desestabilizan, actúan como estresores que los hacen a percibir que van cuesta abajo a diferencia del resto de las personas que van escalando en oportunidades.

Incluyen como depositarios de su ira a aquellos que consideran causantes de su decadencia, humillación o aislamiento, entonces lo único que les queda para reivindicarse es aniquilar a los culpables de mancillar su dignidad o a quienes simbolizan lo que hace a su vida algo que ellos mismos desprecian.

Por otro lado, la prensa que cumple su función de protección social y mantiene nuestro derecho a estar informados, juega un papel esencial porque la publicidad que obtienen, a largo plazo los hace conocidos, lo que luego inspira a otros a justificar estos hechos porque simple y llanamente, existe una minoría que si se identifica con los victimarios.

Un factor importante, es la subcultura de la violencia que se observa en distintas sociedades. Si bien Estados Unidos es un país con altos índices de homicidios al igual que México, Sudáfrica o Rusia, no es el único país donde ésta es aceptada y revalidada por un sector de la sociedad, y no me refiero acá a las clases sociales marginales, sino a la naturalización de la violencia que a la larga pareciera hasta hallar una estética.

Fuentes:

https://www.washingtonpost.com/news/answer-sheet/wp/2014/02/13/at-least-44-school-shootings-since-newtown-new-analysis/?utm_term=.5ce3779784f5
http://lialdia.com/2014/06/la-naturalizacion-de-la-violencia-otro-nuevo-tiroteo-en-ee-uu-2/