jueves, 7 de abril de 2011

Menezes, el asesino en masa de Río de Janeiro

Autor: María Laura Quiñones Urquiza

Análisis para Telefé Noticias 7.4.2011

El asesino en masa de Rio de Janeiro no era psicópata, un Psicópata no se disculpa, no siente remordimiento porque no lo conoce, al igual que los daltónicos no conocen el color rojo. La manipulación, el egocentrismo, la insensibilidad y la frivolidad son características simultáneas y constantes en estas personalidades. Menezes dejó ordenes póstumas estando seguro de que se iban a cumplir. Un psicópata es mucho más inteligente que esto y no se hubiese tomado la molestia de justificar sus acciones previamente, para modificar positivamente lo que puedan pensar de él. En la mente de Menezes se configuran dos motivaciones psicológicas fundamentales: la reinvidicación culpógena y la venganza.

El asesino en serie elige víctimas, el asesino en masa, escenarios. Su geografia criminal es consistente con el lugar que eligió y la violencia con que actuó, era un lugar conocido, donde sabía cómo entrar con engaños y desplazarse cómodamente, allí se sentía seguro para poder actuar, algo que para un psicópata no hubiese representado ningún desafío. Menezes habla de pureza, de un largo proceso para su prístino entierro, porque se considera un mesías, da instrucciones precisas, y deja, como un halo de bondad, el deseo de donar sus bienes a animales que están en la calle, desprotegidos, como lo dejó a él su madre biológica, esto me hace pensar en un proceso de identificación, porque en el fondo debe haberse sentido un perro de la calle, solo esperó el momento para demostrar que no lo es.

Con todo este preámbulo en su manifesto, antes de salir a matar buscó justificarse. Si bien la escena es desorganizada, a plena luz del día, en un lugar lleno de gente, este aspecto no es ajeno a los asesinos en masa para quienes el escenario es un imán que los atrae e impulsa a matar. Salir a matar debe haber sido una posibilidad que rondaba silenciosamente su cabeza como una solución terminal, solo tenía que esperar el momento justo. Puede que su objetivo haya sido matar a la muchedumbre, pero evidentemente, cuando se expresa de un modo auténtico, el hecho de ser certero con 10 mujeres, una vez que se adueña del escenario, no es una mera casualidad, porque en realidad a la hora de abrir fuego y aniquilar, a quien mata simbólicamente, es a su madre biológica.

No desea ser recordado como una mala persona, esto es algo que a un psicópata lo tendría sin cuidado, más aún si el suicidio esta en sus planes. Podría tratarse de un proceso psicótico posterior a un gran factor desencadenante. En su carta solo escribe de puño y letra su nombre, con un grafismo cuyos trazos son tan regresivos que se asemejan a los de un niño de 7 años; probablemente porque sus nervios le permitían redactar, pero no escribir claramente, lo que no quita que lo que dejó plasmado es real, como su escena criminal.