Crímenes con Conductas de Contagio
Por María Laura Quiñones Urquiza
Perfiladora criminal de Agresores en Serie
Las conductas de contagio son hechos delictivos que se repiten en intervalos de tiempo no tan separados, con diferente pareja victimario-víctima, y con distinta motivación.
A veces el lucro, envidia, celebridad o aserción de poder dentro de un grupo de pares, representan grandes razones.
Estos hechos se diferencian de la conducta de copycat, que consiste en la emulación de asesinos en serie, siendo éste el leitmotiv.
El innecesario daño colateral de una víctima mortal que no se resiste al robo, resulta llamativo, ya que existe la posibilidad de elegir un vehículo sin ocupantes y que el incidente sea menos arriesgado, no solo para el agresor.
En estos casos de uso de fuerza excesivo, el valor agregado para el delincuente parece ser más que nada emocional. Quizás el núcleo de ello sea la ingestión de sustancias estimulantes, y que a eso se sume como principal motivación la ira por venganza y desplazada a las víctimas femeninas, que son puestas en el lugar de otra mujer a quien no se puede dañar.
El hecho es que el contagio tiene como principales víctimas a mujeres de mediana edad, en horarios y barrios concurridos, dentro o cerca de sus autos, mujeres que simbolizan independencia y cierto poder adquisitivo.
Probablemente, para la mente del agresor signifiquen trofeos, pero para nosotros son nuestras madres, esposas, hijas o nosotros mismos.
Publicado en Clarín el 07 de diciembre de 2009
Por María Laura Quiñones Urquiza
Perfiladora criminal de Agresores en Serie
Las conductas de contagio son hechos delictivos que se repiten en intervalos de tiempo no tan separados, con diferente pareja victimario-víctima, y con distinta motivación.
A veces el lucro, envidia, celebridad o aserción de poder dentro de un grupo de pares, representan grandes razones.
Estos hechos se diferencian de la conducta de copycat, que consiste en la emulación de asesinos en serie, siendo éste el leitmotiv.
El innecesario daño colateral de una víctima mortal que no se resiste al robo, resulta llamativo, ya que existe la posibilidad de elegir un vehículo sin ocupantes y que el incidente sea menos arriesgado, no solo para el agresor.
En estos casos de uso de fuerza excesivo, el valor agregado para el delincuente parece ser más que nada emocional. Quizás el núcleo de ello sea la ingestión de sustancias estimulantes, y que a eso se sume como principal motivación la ira por venganza y desplazada a las víctimas femeninas, que son puestas en el lugar de otra mujer a quien no se puede dañar.
El hecho es que el contagio tiene como principales víctimas a mujeres de mediana edad, en horarios y barrios concurridos, dentro o cerca de sus autos, mujeres que simbolizan independencia y cierto poder adquisitivo.
Probablemente, para la mente del agresor signifiquen trofeos, pero para nosotros son nuestras madres, esposas, hijas o nosotros mismos.
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