viernes, 20 de octubre de 2023

CARLOS AVENDAÑO: PERSPECTIVAS CRIMINOLÓGICO PENITANCIARIAS

 

Criminólogo de la Universidad de los Andes de Venezuela, comenzó formando parte de equipos técnicos evaluadores realizando informes técnicos a personas privadas de su libertad. Se desempeño como Subdirector del Centro Penitenciario Yare III y del Centro Penitenciario de Carabobo en Venezuela. Posteriormente fue responsable del diseño y gestión de programas de formación para el personal penitenciario y de la Licenciatura en Servicios Penitenciarios de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). Coordinó varias acciones en materia de prevención del delito en la Gobernación del Estado Aragua. Es profesor Universitario e Investigador. Actualmente es Doctorando en Ciencias Sociales en la UNGS-IDES, en Argentina y es Director de la Diplomatura en Criminología Aplicada de la Universidad Abierta Interamericana

 ¿A qué te dedicas?

 Me dedico a la Criminología, siempre trato de hacer criminología desde los espacios que habito. Es un campo definitivamente apasionante que me ha brindado experiencias significativas que valoro mucho. Sobre todo, por el acercamiento y la sensibilización con las vulnerabilidades. Hay algo diferente que pasa en la forma de ver la vida cuando te acercas a la exclusión social y la criminalidad.

 ¿Por qué elegiste esta carrera?

Originalmente quería estudiar psicología, pero analizando las propuestas de estudio que existían en ese momento, la criminología me pareció fascinante porque no solamente incluía saberes de psicología, sino que además conocería sobre otras ciencias y disciplinas como sociología, derecho, estadística, antropología, entre otros. Esa integralidad me sedujo, me forme como licenciado en Criminología en la Universidad de los Andes en Venezuela.

 ¿Qué es la criminología?

La criminología en un campo de conocimiento muy versátil, se caracteriza por su flexibilidad y capacidad de cruzar sus fronteras disciplinarias. Este campo atrae una variedad de perspectivas desde disciplinas tradicionales como la sociología, psicología, antropología, ciencia política, estadística, entre otras. Todas estas disciplinas comparten un interés fundamental en una amplia gama de fenómenos relacionados con la conducta delictiva en sus diversas manifestaciones, además de explorar en profundidad cómo las instituciones responsables del control social, desde las fuerzas policiales hasta el sistema penitenciario, abordan estos desafíos. La criminología es una ciencia social que continúa ganando relevancia en una variedad de contextos, especialmente cuando se considera su papel en la prevención de la criminalidad.

¿Cuándo fue la primera vez que entraste a una cárcel y qué sentiste? ¿Qué recordás más?

La primera vez que entré en una cárcel lo hice cuando estaba estudiando mi carrera, en una de las materias se organizó una visita a la cárcel para acercarnos al mundo laboral. Recuerdo lo imponente del complejo penitenciario y los gritos en los pabellones de reclusión. La primera sensación siempre es de “temor”, porque hay mucha incertidumbre, no sabes a lo que te vas a exponer y no entiendes muy bien cómo manejarte. Cuando no somos conocedores del área, siempre hay un imaginario donde el “preso” sería un ser diferente a nosotros, está muy demonizado. Sin embargo, cuando entras a una cárcel lo que encuentras son personas exactamente iguales a los entornos sociales de donde provienen, son la misma sociedad en una versión confinada. Luego de esa visita realizamos actividades para apoyar en un censo que se estaba realizando, no olvidaré a un interno que se esforzó en ayudarnos, se ofrecía para ir a buscar a los privados de libertad que necesitábamos entrevistar a los pabellones. Era particular porque tenía un color de ojos poco común en ese contexto, entre verdes y amarillos, así que lo apodamos “ojitos”. Lo destacable es que cuando terminamos las actividades el personal de la cárcel nos contó que ese mismo privado de libertad, al que le teníamos tanta confianza, era en realidad muy peligroso, era portador de “VIH” y temido porque tenía la tendencia de mantener escondidas jeringas con su propia sangre y amenazar con contaminar a las personas. Fua mi primera lección del mundo penitenciario: “los más peligrosos pueden comportarse como los mejores cuando están privados de libertad”.

¿Cuántas cárceles dirigiste?

En un principio trabajé como criminólogo integrante de equipos técnicos evaluadores junto con psicólogos clínicos y trabajadores sociales, en ese período conocí muchas cárceles de Venezuela. Posteriormente fui subdirector de dos establecimientos penitenciarios, uno ubicado en la Región Capital del país el cuál inauguré con un equipo de profesionales nuevo en el sistema penitenciario, en el marco de reformas penitenciarias que se estaban dando en ese momento histórico, y la otra en la Región Central de Venezuela. Posteriormente me dediqué a otros ámbitos como la prevención del delito, y luego el mundo académico en el que me mantengo hasta ahora.

¿Hay diferencias entre las cárceles de mujeres y las de varones? ¿En qué radican?

Hay diferencias muy significativas, en líneas generales los hechos de violencia más frecuentes y graves se encuentran en cárceles de varones, las cárceles de mujeres tienden a ser un poco más tranquilas. Las mujeres tienen a ser más organizadas. También tiene que ver con las propias diferencias de género y los perfiles que se encuentran privados de libertad. La criminalidad en las mujeres por lo general está asociada a delitos vinculados al tráfico u ocultamiento de drogas o partícipes en actividades delictivas organizada por los varones. Esas diferencias se notan en la reclusión, también hay diferencias relevantes a la propia institución, por ejemplo, son pocas las instituciones penitenciarias de mujeres que permiten las visitas conyugales por lo que las relaciones con las visitas varían. También se observa en el caso de las mujeres, que parece existir un doble castigo por el hecho de ser mujeres, no sólo la aplicación de la pena privativa de libertad, sino que además hay una condena social que se nota en sus vínculos, a muchas mujeres las abandona la familia, las visitan poco, sus parejas son los primeros en dejarlas. En contraste con los varones donde sus parejas mujeres se convierten en un vínculo significativo.

¿Alguna vez pasaste por la experiencia de un motín? ¿Cómo se desmantela o cómo se evita? 

Si, afortunadamente logramos neutralizar las acciones violentas que se querían realizar. Un motín tiene varias características, por lo general se aprovechan descontentos generalizados que pueden tener su origen en carencias objetivas como problemas vinculados a la falta de servicios básicos o reclamos por condiciones adecuadas de habitabilidad de los centros penitenciarios. Por lo general este descontento puede ser canalizado por un grupo de privados de libertad para hacer protestas y exigir mejoras. Pero, además, pueden tener intenciones ocultas donde pueden aprovechar para exigir privilegios que no tienen que ver con las causas originales, por lo que hay que estar atentos y conocer el contexto para no ceder ante chantajes que luego traerán problemas mayores. La primera vez que me enfrenté a una situación de intento de motín, fue como consecuencia de excesos por parte de guardias de seguridad. Los privados de libertad liderizaron una protesta donde no querían dirigirse a sus respectivas celdas en el horario correspondiente. Se logró mediar y garantizar la eliminación de todo tipo de excesos por parte del personal. Por lo que se logró neutralizar el motín sin mayores consecuencias. En otra oportunidad un grupo de privados de libertad que buscaban ser trasladados a otro centro de reclusión lideraron un intento de motín que también logramos neutralizar mediando con la población privada de libertad. Es importante entender que en la cárcel se manejan códigos no escritos que implica reconocer “la palabra” como un documento. Esto puede ser aprovechado por los funcionarios para lograr establecer acuerdos. Siempre hay que tener cuidado de conceder privilegios excesivos porque una vez que se otorgan es muy difícil quitar. Los motines se evitan cuando las condiciones de habitabilidad de las prisiones tienen niveles aceptables, de ese modo no hay excusas suficientes para general protestas, de igual modo los retrasos judiciales y los excesos por parte del personal de seguridad. Hay que tener en cuenta que la cárcel es una institución en permanente tensión, en ese sentido hay que buscar ser profesionales para mantener la seguridad interna. Los criterios de clasificación y de agrupación también son importantes, porque se logra optimizar el recurso humano.

 ¿Qué es un Panóptico y para qué fue creado originalmente? 

El panóptico fue una innovación tecnológica introducida por Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII como un diseño destinado a una prisión. Su propósito abarcaba una gama amplia de objetivos que incluían la resolución de problemas estructurales, higiénicos, de encierro, económicos, prácticos y de comunicación. Su principal enfoque radicaba en la vigilancia y el control de la población recluida en este espacio, con el propósito de lograr la dominación y disciplina de manera eficiente. Para lograrlo se disponían las celdas de modo circular y en el medio una torre de vigilancia desde donde eran observados permanentemente. Además, implicaba un régimen sumamente estricto, de absoluto silencio para obligar a los detenidos a expiar sus culpas. El modelo propiamente se aplicó muy poco tiempo, las repercusiones en la salud mentad de los reclusos eran muy catastróficas. Sin embargo, la arquitectura del modelo en cuanto a instalaciones físicas permanece en muchos países. Michel Foucault, analizó el Panóptico de una forma profunda en su obra "Vigilar y castigar", que es de obligatoria lectura para los criminólogos, concluye que representaba un avance arquitectónico moderno para su época, pero se convirtió en un mecanismo de control y dominación. Podemos decir que el panóptico puede ser comprendido como una manifestación del pensamiento ilustrado, pero específicamente como una herramienta de dominación basada en la vigilancia. Con el tiempo, esta forma de supervisión evolucionó hacia métodos más sutiles y tecnológicos, adaptándose a las transformaciones sociales y tecnológicas a lo largo de la historia. Podemos identificar el “Panóptico” en ese gran ojo vigilador en cámaras de seguridad distribuidas en toda la ciudad y controladas por el estado o en la dictadura de las redes sociales y su influencia en nuestras vidas.

 ¿Cómo debería ser una cárcel por dentro?

En una oportunidad escuché a un sacerdote dedicado a trabajar con privados de libertad, que “la mejor cárcel es la que está vacía”. También escuche en una conferencia cuando era estudiante a alguien decir que “la mejor cárcel es aquella que menos se parece a una cárcel”. Estas ideas apuntan a pensar estos espacios como lugares despojados de la venganza y el castigo que tiene implícito la pena privativa de libertad. Desde el punto de vista técnico, una cárcel debe estar concebida como una comunidad terapéutica. Espacios adecuados para la reclusión que incorporen criterios de higiene y seguridad, con áreas adecuadas para la educación, la capacitación laboral, la recreación y la atención de la salud física y mental. De igual manera debe tener espacios adecuados para recibir vistas, en el caso de las cárceles femeninas hay que contemplar la maternidad. Es esencial evitar las condiciones de hacinamiento, las cárceles nunca deben superar sus capacidades de reclusión. Lamentablemente es un problema que en nuestra región no se cumple, las cárceles tienen a estar sobrepobladas y eso trae una cantidad de conflictos como la pérdida de la gobernanza y la corrupción que una vez instalada es difícil resolver. Parte del problema carcelario es consecuencia del sistema judicial, sobre todo cuando hay políticas punitivistas de encarcelamiento masivo, que no sólo no resuelven el problema de la criminalidad, sino que generan otros como las crisis carcelarias que terminan contribuyendo al aumento de las violencias. La cárcel ideal a mi modo de ver es la que sólo es usada para los casos más graves y como última alternativa.

¿Pensás que los delincuentes sexuales deberían estar agrupados en un sólo establecimiento o junto al resto de los reclusos? 

Cuando pensamos en los criterios para la agrupación de los privados de libertad, desde el punto de vista criminológico el tipo de delito no reviste mayor importancia, esto se debe a que el comportamiento delictivo es consecuencia de complejas interacciones sociales, es multicausal, en ese sentido las personas condenadas por delitos sexuales no se comportan de la misma manera, cada caso debe ser valorado de forma individual porque las motivaciones son diferentes. Los criterios de clasificación y agrupación pasan por otros elementos como la capacidad de convivencia, o los niveles de agresividad y violencia que se puedan identificar. Muchas personas condenadas por delitos que se pueden considerar “terribles” terminan adaptándose muy bien a la institución penitenciaria sin representar un peligro inminente para ellos mismos o para otras personas ya sean reclusos o el personal que trabaja en la cárcel.

¿Qué otras ramas tiene la criminología? Y qué pensás que las hace atractivas para una diplomatura como la que dirigís y que agradezco me hayas convocado. 

Bueno la criminología como ciencia social es muy amplia y conviven diferentes enfoques. Hay posturas que algunos autores toman como irreconciliables y existen extraordinarios debates sobre la forma como se estudia el fenómeno criminal y las instituciones de control social formal. Parte de los saberes y enfoques vienen dados por influencias que históricamente han influenciado la forma de entender la cuestión criminal, desde una mirada positivista, pasando por otra más sociológica, otras inspiradas en el marxismo como la criminología crítica, y propuestas como la criminología cultural o el Ultra-realismo criminológico. También hay aspectos de la criminología que son denominadas “ramas”, por ejemplo: la criminología clínica, que no es otra cosa que una forma de llamar al interés de estudiar la conducta delictiva desde una perspectiva clínica y psicológica. La criminología clínica pone énfasis en la psicología de las personas que cometen delitos, los criminólogos clínicos trabajan de la mano con psicólogos y psiquiatras para evaluar a individuos que han cometido delitos y determinar si existen trastornos mentales u otros factores psicológicos que pueden estar asociados a su comportamiento delictivo. También se involucran en la evaluación, valoración y peritaje de privados de libertad, la planificación de tratamientos y programas de rehabilitación en el sistema de justicia penal, así como la elaboración de perfiles criminales. De igual forma existen otras ramas de la criminología que se centran en el estudio de diferentes aspectos como la criminología educativa, la criminología corporativa, entre otras. Se podría decir que en la medida que los saberes criminológicos se especializan en un ámbito específico se les tiende a llamar “ramas”. Ahora bien, una Diplomatura en Criminología Aplicada como la que tengo el honor de dirigir, adopta una mirada integral. Se propone ser un espacio de ampliación profesional, esto quiere decir que busca actualizar saberes que se pueden aplicar en varios espacios laborales que están vinculados con la cuestión criminal. Y para eso constantemente estamos actualizando nuestros contenidos e incorporando profesores que puedan objetivar su propia praxis. No sólo son expertos en cada uno de los temas, sino que además promueven el pensamiento crítico y reflexivo en todos los temas, esto abre la posibilidad de generar debates muy ricos que terminan inspirando a los estudiantes para actualizarse de forma constante. La criminología siempre es un campo en construcción, y eso brinda ventajas importantes al momento de pensar las sociedades y las políticas públicas.

 ¿Qué serie distorsiona más tu trabajo?

 Últimamente no sólo las series, en los medios de comunicación se tiende a confundir la Criminología con la Criminalística, y es común que inviten a dar “opiniones” en ciertos espacios de la televisión a profesionales de la criminalística o del derecho y los presenten como “criminólogos”, lo cual me parece muy discutible. Muchas de las opiniones que se presentan están bien informadas, pero en la mayoría de los casos no lo están, esto me parece muy perjudicial para el campo criminológico. Las opiniones deliberadas y desprovistas de rigor científico de muchos actores políticos y los medios de comunicación distorsionan y quitan entidad científica a la criminología. Por eso me parece muy importante que la criminología siga siendo difundida y enseñada en todos los niveles. Los profesionales de la criminología necesitan tener espacios idóneos al menos para dar opiniones informadas sobre temas que amerita un debate serio como es la criminalidad. Dicho esto, todas las series que tienen que ver con la propia investigación criminal tiende a confundir sobre la labor del criminólogo y del criminalista y, por ende, distorsiona mucho mi trabajo.

 Estuve pensando preguntarte sobre la cárcel de Abu Grahib, ¿coincidís con Zimbardo?

Philip Zimbardo es conocido por su experimento de la Prisión de Stanford que llevó a cabo en 1971, fue un estudio diseñado para investigar el comportamiento humano en un entorno de prisión simulado. Zimbardo ha abordado cuestiones relacionadas con la prisión, el poder y la autoridad en sus investigaciones. Es importante destacar que el experimento de Zimbardo y los abusos en la prisión de Abu Ghraib son eventos diferentes con contextos y propósitos distintos. El experimento de Zimbardo fue un estudio académico “controvertido” diseñado para arrojar luz sobre el comportamiento en situaciones de poder y autoridad, mientras que los abusos en Abu Ghraib fueron actos ilegales y excesivos cometidos por personal militar contra detenidos en medio de un conflicto armado. La conclusión de Zimbardo apunta a demostrar que personas dentro de la “normalidad” o “buenas personas” en ciertas condiciones pueden comportarse de forma sádica o malvada. Sin embargo, yo tengo mis reservas ante estas afirmaciones, me parece que es una generalización basada en evidencia muy débil. El Experimento de la Prisión de Stanford ha sido criticado por razones éticas. Además, las condiciones artificiales del estudio y el papel activo de Zimbardo en la manipulación del experimento influyen en la validez de sus conclusiones. Comparar el Experimento de la Prisión de Stanford y los abusos en Abu Ghraib para resaltar los aspectos del comportamiento humano bajo ciertas condiciones, es problemático porque estos eventos difieren significativamente en términos de contexto, propósito y gravedad. En la prisión de Abu Ghraib la deshumanización del “otro” considerado “enemigo” era esperable en ese contexto, aunque las torturas y los crímenes cometidos son injustificables. Me da la impresión de la presencia de un sesgo cognitivo de confirmación de parte de Zimbardo en una forzada comparación entre ambas situaciones.

¿Qué película, libro o serie son tus favoritos o ves para desenchufarte?

Últimamente me encuentro reflexionando mucho sobre los cambios sociales mediados por la tecnología, así que encuentro muy interesantes todo el contenido de series distópicas que miran el futuro, aunque siempre es un futuro apocalíptico, es sumamente fascinante la mirada de sus creadores sobre los futuros posibles. Los consumos culturales siempre son interesantes, porque el trabajo que hacen los cineastas y escritores de ciencia ficción resaltan miradas que muchas veces los académicos no logramos alcanzar, las preguntas son diferentes y los resultados son muy impresionantes. Así que series como Black Mirror, Love, Death + Robots me parecen muy interesantes y las recomiendo. Desde otro género, para desconectarme recomiendo series como Sex Education que presenta una mirada muy abierta en cuanto a temas que aún son tabú como el sexo, además destaca por su conciencia social. Y si quieren reflexionar sobre temas criminológicos vinculados a la punitividad una serie interesante es “Así nos ven”. En cuanto a libros los de Yuval Noah Harari me parecen muy buenos sobre todo el de 21 lecciones para el siglo XXI, ayudan a pensar de modo amplio nuestras sociedades.

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